Mezzosoprano acuto
Este tipo de cantante, que algunos colocan como una categoría propia, domina bien la coloratura, aunque su tesitura es la de una mezzo lírica. Sin embargo, suele ocupar una categoría propia debido, precisamente, a esta facultad de resolver bien papeles con alta dificultad como la Rosina de «El barbero de Sevilla» de G. Rossini. Fueron precisamente sus partituras, con un alto grado de dificultad y coloratura, las que dieron nombre a esta subclase de mezzos .

Las obras del «cisne de Pésaro», sin embargo, debido precisamente a esta exigencia al alcance de pocas cantantes, quedaron en el olvido durante un siglo, desde mediados del XIX hasta 1970 en que volvieron a cobrar vida gracias a la extraordinaria voz de Giulietta Simionato. Aunque esta no es toda la verdad, porque ya hacia mediados de los años 20, la española Conchita Supervía, una mezzo de agilidad, había resucitado las obras de Rossini otorgándoles la tesitura para la que habían sido escritas y que hasta entonces habían sido interpretadas por sopranos. Más tarde, María Callas, una soprano lírico-dramática, educada en el belcanto por su maestra, la española Elvira de Hidalgo, despojó en parte el exceso de florituras, coloraturas y escalas a los personajes rossinianos, centrándose en su carácter dramático sin olvidar su belcantismo.

Las obras de Rossini han sido representadas por voces de la calidad de Marilin Horne, Christ Merritt, Alfredro Kraus, Francisco Araiza, Ruggero Raimondi, Rockwell Blake, Ernesto Palacio y Samuel Ramey, y más en la hora actual de la mano de Juan Diego Florez, Natalie Desay.

Tomemos como ejemplo a Rosina, de «El barbero de Sevilla». El personaje de Rosina, hoy en día, lo interpretan indistintamente sopranos dramáticas o mezzos líricas, aunque el papel pertenezca esencialmente a estas últimas. Aquí traigo 3 ejemplos, los de una soprano metida a Rosina (la navarra María Bayo, en una producción del Teatro Real de Madrid, de 2005, bastante mediocre) y de dos de mezzos, la italiana Cecilia Bartoli (muy jovencita, en Schwetzingen, 1988) y la búlgara Vesselina Kasarova (también joven) en Zurich, 2001. Advirtamos en los vídeos cómo las tres modifican a su gusto la partitura añadiendo florituras, subidas y trinos a su comodidad.


ALGUNOS PAPELES PARA MEZZO ACUTO

       Angelina, La Cenerentola (Rossini)
       Arsace, Semiramide (Rossini)
       Ariodante, Ariodante (Händel)
       Donna Fulvia, La pietra del paragone (Rossini)
      Griselda, Griselda (Vivaldi)
      Isabella, L'italiana in Algeri (Rossini)
      Julius Caesar, Giulio Cesare (Händel)
      Malcolm, La donna del lago (Rossini)
      Marchesa Melibea, Il viaggio a Reims (Rossini)
      Neocle, L'assedio di Corinto (Rossini)
      Orsini, Lucrezia Borgia (Gaetano Donizetti)
      Ruggiero, Alcina (Händel)
      Rosina, El barbero de Sevilla(Rossini)
      Serse, Serse (Händel)
      Tancredi, Tancredi (Rossini)
ALGUNAS MEZZOS ACUTO

    Marilyn Horne
    Daniella Barcellona
    Cecilia Bartoli
    Teresa Berganza
    Sarah Connolly
    Joyce DiDonato
    Elīna Garanča
    Vivica Genaux
    Vesselina Kasarova
    Jennifer Larmore
    Raquel Pierotti
    Conchita Supervía
En realidad, hay cierto acuerdo en que los intérpretes pueden modificar a su gusto algunas notas escritas originalmente por el compositor. En la época en que fueron compuestas, los músicos no solían protestar por esos cambios que llevaban a cabo los cantantes del momento, y esa costumbre se ha mantenido. Sin embargo, hay algún caso, como el de Verdi, que en una carta enviada a su editor, Giovanni Riccordi, insistía en que su Otello debía interpretarse tal como lo había concebido.

Por otro lado, ya he señalado que algunos personajes ideados por los compositores de antaño para una voz determinada han sido luego interpretados por otra tesitura. Recordemos el caso de Norma y Adalgisa, Dorabella o Fiordiligi, por ejemplo, que han invertido sus registros, o de caracteres como el de Cherubino, Susana o Idamante (por citar solo algunos) que son interpretados indistintamente por sopranos, mezzos o incluso tenores, como el Idamante, de la ópera «Idomeneo», de Mozart,  que también he puesto más arriba.

Por esta razón, toda frontera entre tesituras, voces y personajes es lábil y las clasificaciones hay que tomarlas con toda la amplitud necesaria.

En Rossini, encontramos, como he dicho, otros muchos personajes que deben ser interpretados por mezzosopranos de coloratura o contraltos con agilidad. Veamos, por ejemplo, el papel de Tancredi que vocalmente requiere el canto de una contralto o mezzo con registros bajos pero que posea, igualmente, agilidad vocal. Especial dificultad tienen sus arias tituladas "¡O patria! ... Di tanti palpiti" y "Dove son io? – Fra quali orror".
Escuchamos a Marilyn Horne en la primera de esas arias: