EL CASTILLO DE VILLAFRANCA
El castillo de Villafranca o del Aulencia se encuentra situado en el espigón y horcajo en el que se juntan el río Guadarrama y su afluente principal, el Aulencia. En el lugar se ubicaba un despoblado medieval, el Horcajo, nombrado en el siglo XIV en el Libro de la Montería, que en el siglo XV cambio su nombre por Villafranca.
Su primer señor fue un tal García Hernández, en el siglo XIV. En el siglo siguiente pasó a manos de Alonso Álvarez de Toledo, que junto a su mujer fundaron en 1450 un mayorazgo con la villa y con él seguramente se levantó la fortaleza. De 1494 es la primera referencia al castillo. El 10 de marzo, en Medina del Campo, se dicta una instrucción "para que el alcaide de Villafranca haga vida con su mujer y deje a su manceba".
Siguió en manos de la misma familia hasta el siglo XVIII y hoy se encuentra dentro de una gran propiedad privada, por lo que no puede ser visitado.
Su último papel importante lo jugó en la Batalla de Brunete, durante la Guerra Civil, en 1937, cuando fue utilizado como fortín y sufrió graves daños.
El núcleo principal es de plata cuadrada, de unos 25 metros de lado, con torres semicilíndricas en los cuatro ángulos y en la mitad de los cuatro paños.
El elemento más destacado es la torre del homenaje de 14 por 13 metros de ancho más de 20 metros de alto, y que se halla adosada a una de las esquinas de la construcción.
Consta de varios pisos de los cuales solo es accesible la planta baja que se compone de dos salas abovedadas, comunicadas entre sí con entradas al patio de armas.
Está rodeado por una barbacana o antemuro.