CONTENIDO

Este es el primer album de Tintín de los 24 que editó Hergé (no cuento Tintín y el Arte Alfa, que no llegó a terminar) que cuenta su primera aventura como reportero enviado por el periódico Petit Vingtième (en el que Hergé publicaba las tiras con las aventuras del periodista y su perro Milú), a la Unión Soviética donde sus servicios secretos quieren acabar con él. El 4 de enero de 1929, las páginas de ‘Le Petit Vingtième’ anunciaron la partida del reportero hacia Moscú y seis días más tarde, el 10 de enero, aparecían publicadas las primeras viñetas de ‘Las aventuras de Tintín’, con guión y dibujos de Hergé, que tenía entonces 21 años. Tintín denuncia el régimen soviético y regresa a Bruselas convertido en un héroe.
Tintín, en los Soviets
EDICIONES

Ed. Casterman
Primera edición 1930. Blanco y negro. Francés
Ed. Juventud.
Primera edición 1983.
Lomo de tela azul
Traducción del francés: José Fernández
ISBN 13: 978-84-261-1988-9
ISBN 10: 84-261-1988-3
144 p. il. bn. 32×24 cm
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50.000 euros por la primera edición

Un tomo de los primeros 500 que se editaron de este título, numerados y  firmados por el propio autor y su mujer, como Tintín y como Milú, respectivamente, está valorado en el mercado de coleccionistas en 50.000 euros.
Esta historia, bastante burda, no pasa de ser una sucesión de gags disparatados y sin gran interés en conjunto. Hay que tener en cuenta que Hergé era sólo un ilustrador y no un escritor, sin experiencia en crear relatos -salvo las pequeñas historias de Totor publicadas en Le Boy-Scout Belge-, y esa limitación pasa factura en "Tintín en el país de los soviets".

Da la impresión de que en ningún momento Hergé tiene una idea clara de hacia dónde va la historia; todos los episodios que suceden van siendo improvisados sobre la marcha. Con el tiempo, Hergé irá corrigiendo este defecto -que aún se acusará en los álbumes que siguen a éste-, y terminará por crear historias de mucha mayor entidad, consistencia y calidad.
HISTORIA

Cuando se publica este álbum, 1930, la corriente de pensamiento belga es anticomunista y católica, el perfecto caldo de cultivo para esta historia firmada por George Remí (Hergé).

Se hizo inicialmente una tirada de 500 ejemplares numerados y firmados por Remí, como Tintiun, y por su primera esposa, Germain, como Milú.  Este es el único álbum que no fue reimpreso en color por Casterman, debido sin duda al poco aprecio que debió sentir por él su autor. Para luchar contra las ediciones piratas que comenzaron a proliferar, la editorial Casterman publicó un facsímil en 1981.

La principal fuente de información de Hergé para esta aventura fue el libro “Moscú sin velos”. Escrito por el antiguo cónsul de Bélgica en Rostov, Josep Douillet, sirvió de inspiración y aún de guía para el joven Remí que nunca había estado en la Unión Soviética ni conocía su régimen político salvo lo que se comentaba en su país sobre la continúa expansión comunista.

En 1929, el director de Le Vingtième Siècle, el cura Norbet Walle, pidió a Hergé que creara un cómic con la idea de conducir a la juventud belga hacia los principios anticomunistas y católicos. La primera aparición de Tintín y Milú se produjo en el suplemento juvenil Le Petit Vingtième el 10 de enero de 1929 en forma de entregas semanales y bajo el nombre de "Tintín, reportero del Petit Vingtième, en el país de los soviets". La idea era denunciar los abusos estalinistas de la Unión Soviética y el anticlericalismo de la época.
En 1973, Hergé autorizó una reedición de este álbum que apareció bajo el título de «Los archivos de Hergé» e incluía también copias de los originales de "Tintín en el Congo" y "Tintín en América".

Ya en 1981 se publicó una edición en facsímil que es la que se puede encontrar fácilmente en la actualidad.

El álbum de 1973 pasó inadvertido en España. Franco, que tanto censuró las obras literarias contrarias a su régimen, no observó, sin embargo, el fenómeno de «Tintín en el País de los Soviets», y la editorial Juventud tampoco creyó conveniente editar la obra en español.

Tintín es, como he dicho, un periodista que nunca que, al menos conozcamos, ha publicado una crónica. Sin embargo, en este álbum si le vemos escribir una que jamás enviaría. Es la única vez que le vemos escribir.
TINTIN Y EL ARTE

Como veremos más adelante, en «Stock de coque» y finalmente en «El arte Alfa», Hergé era un apasionado del arte pictórico, y buena prueba de ellos son los dibujos que de cuadros reales hace en alguna de sus viñetas. Por ejemplo, en una de «Tintín en el país de los Soviets», incluye una alusión a la obra de Kasimir Malevich (1878-1935) titulada "Cuadro negro" una de sus obras más emblemáticas que eligió para coronar su enterierro.