Mezzosoprano dramática
La mezzo soprano dramática posee una voz potente, con graves plenos y agudos sostenidos, ideal para papeles como la princesa de Éboli, del Don Carlo de Verdi. Esta voz es ideal para personajes wagnerianos que en muchas ocasiones son interpretados por sopranos dramáticas o por contraltos.

Sus interpretaciones obedecen a caracteres dominantes, seguros de sí mismos y con gran peso específico en la escena. Recordemos también a Amneris de Aida, a Azuzena del Travador, o a Dalila de la ópera del mismo nombre de Saint-Saëns. 

Como vamos a ver, la frontera que separa teóricamente a papeles escritos por los compositores para una tesitura concreta es franqueada sin complejos por mezzos, sopranos dramáticas o sopranos falcón y contraltos. Muy pocas cantantes se sustraen, por ejemplo, a interpretar la belleza de este personaje creado por el compositor parisino.

Aquí traigo, de la bellísima ópera Dalila de Camile Saint Saëns, el aria Mon coeur s'oeuvre à ta voix, interpretado por una soprano lírico-dramática, una falcón, una mezzo lírica acuto y una mezzo dramática. Por este orden:

María Callas (soprano lírico-dramático), París - 1961, con la Orquesta de la Radiodifusión Francesa, dirigida por George Prêtre.
Shirley Verret (soprano falcón), en una interpetación de 1971.
Elina Garanca (mezzo lírica), Baden-Baden, en una gala de 2008 con la Orquesta sinfónica de Friburgo y Baden-Baden, dirigida por Marco Armiliato
Olga Borodina (mezzo dramática) Metropolitan de Nueva York, 1998, con la orquesta del MET bajo la dirección de James Levine


ALGUNOS PAPELES PARA MEZZO DRAMÁTICA

Amneris
, Aida (Verdi)
Azucena, Il trovatore (Verdi)
Brangäne, Tristan und Isolde (Wagner)
Carmen, Carmen (Bizet)(también interpretada por la mezzosoprano lírica)
Dalila, Samson et Dalila (Saint-Saëns)
Dido, Les Troyens (Berlioz)
Eugenia, Charodiekia (Tchaikowsky)
Erda, Waltraute (Wagner)
Herodias, Salomé (ópera) (Richard Strauss)
Judith, Bluebeard's Castle (Bartók)(también interpretada por la soprano dramática)
Klytemnästra, Elektra (Richard Strauss)
Kundry, Parsifal (Wagner) (también interpretada por la soprano dramática)
La bruja, Hänsel und Gretel (Humperdinck)
La condesa, La dama de picas (Tchaikovsky)
La condesa, La dama de picas (Tchaikovsky)
Lady Macbeth, Macbeth (Verdi)
Laura, La Gioconda (Ponchielli)
Marina, Boris Gudonov  (Tchaikowsky)
Ortrud, Lohengrin (Wagner)
Princesa de Bouillon, Adriana Lecouvreur (Cilea)
Princesa Éboli, Don Carlo (Verdi)
The kitchen maid, Lady Macbeth of Mtsensk (Shostakovich)
Ulrica, Ballo in Maschera (Verdi)
ALGUNAS MEZZOS DRAMÁTICA

    Graciela Araya
    Irina Arkhipova
    Fedora Barbieri
    Stephanie Blythe
    Olga Borodina
    Grace Bumbry
    Viorica Cortez
    Fiorenza Cossotto
    Mignon Dunn
    Maria Gay
    Rita Gorr
    Denyce Graves
    Nadia Krasteva
    Christa Ludwig
    Waltraud Meier
    Elena Obraztsova
    Regina Resnik
    Giulietta Simionato
    Ebe Stignani
    Blanche Thebom
    Josephine Veasey
    Shirley Verrett
    Dolora Zajick
    Sharon den Adel
Il castrati
Los primeros castrados cantantes se produjeron durante el imperio Bizantino. Los famosos eunucos, cantantes o no, eran los guardianes del harén. Unos tenían castrados solo los testículos y otros también el pene; con los primeros las mujeres podían mantener relaciones, pero sin el peligro de quedar embarazadas.

Sin embargo, fueron los castrados del período barroco los cantantes más famosos: verdaderas estrellas del momento. El barroco propugnaba como valores artísticos supremos la refinación y la ornamentación basadas en la creación artificial, opuesta a la naturalidad, con acentuación de lo recargado, con la finalidad de buscar el engaño y el efecto óptico. Se buscaron nuevas formas de expresión basadas en lo asombroso, reflejando una actitud altiva, elegante, refinada, exagerada. No es de extrañar, pues, que en el canto se buscase lo sublime y lo excelso mediante el artificio de la voz.

La voz femenina de soprano, con sus toques de coloratura, era la expresión de lo sublime, de lo angélico, pero ellas no tenían derecho a hablar en las asambleas, tal como escribió San Pablo a en una de sus misivas a los Corintios: «Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley dice. Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque deshonesta cosa es hablar una mujer en la congregación». Y esta recomendación la extendió el Papa Pablo IV a los cánticos en la basílica de San Pedro, en Roma.

El Papa Clemente VIII autorizó, «en honor a Dios», la castración de hombres para alcanzar la belleza celestial de las sopranos. Aquello supuso un auge de los castrati en la música, adornándola con la belleza de la finura y el artificio, pero con la potencia del hombre.

Con la ablación testicular, la laringe infantil se mantiene púber y sublime durante el crecimiento, con lo cual el castrado goza de la belleza de esas notas agudas a la que se añade la potencia resonadora enorme del pulmón y fuelle del hombre maduro.  Estos jóvenes no cambiaban la voz y poseían la mezcla ideal de una voz femenina (con sus cualidades de dulzura, brillo y extensión) en el cuerpo de un varón (dotado de más capacidad y resistencia). Su enorme fiato se dice que fue motivo de competición en una plaza italiana entre el famoso Farinelli y un trompetista que, tras unos segundos de resoplar, acabó sin resuello mientras el castrado seguía con sus trinos y floturas adornando el final con un vibrato que arrancó el aplauso encendido del público.

El paso de estos cantantes de los templos a los escenarios les otorgó, gracias a su ambivalencia, papeles de guerreros y héroes en las óperas del momento. Eran auténticas estrellas superstar, verdaderos divos que interpretaban los papeles asignados en las obras de Hasse, Handel, Porpora, Broschi, Pergolese... y posteriormente las de Vivaldi, Mozart y Gluck.

Hoy aquellas voces suelen ser interpretadas por contratenores, varones en toda su plenitud sexual, pero que cantan en falsete y que no poseen la extensión ni la fortaleza en los agudos de los castrados. Por eso, también se recurre para representar aquellos papeles a sopranos, mezzos o contraltos.

Traigo aquí dos ejemplos de dos arias de la ópera Artajertes, compuesta por Riccardo Broschi. La primera está interpretada por la mezzo Cecilia Bartoli (una maravilla), y se titula «Son qual nave...». La segunda se titula «Vo solcando un mar crud» interpretada por el contratenor Antonio Giovannini. La tercera pieza es una mezcla de mezzosoprano (Ewa Malas-Godlewska) y contratenor  (Derek Lee Ragin) llevada a cabo  electrónicamente mediante ordenador, para la película «Farinelli, il castrato».


Como hemos visto, en el Barroco se escribieron muchas obras con personajes destinados a ser interpretados por castrados. Uno de ellos es Idamante, de la ópera «Idomeneo» de Mozart. Hoy en día, a falta de castrados, el papel es interpretado por mezzos líricas, las mismas que hacen de Cherubino o Dorabella.  O por tenores, como es el caso de una interpretación que del Idamante hizo Lucciano Pavarotti, en el aria "Il padre adorato". Es una grabación realizada en directo en 1964 durante el festival de Gyndebourne con la Orquesta Filarmónica de Londres dirigida por John Pritchard que puedes encontrar en Internet.

Tras pasar tres años en Inglaterra, Farinelli partió para España, quedándose antes algunos meses en Francia, donde cantó ante Luis XV de Francia. En España, donde sólo tenía planeado quedarse unos meses, terminó viviendo casi 25 años. Su voz, empleada por la reina para curar al Rey Felipe V, el primer Borbón, de su depresión melancólica, le ganó tanta influencia con Felipe V que éste no sólo acabaría dándole poder, sino el nombre oficial, de primer ministro. Farinelli era lo suficientemente sabio y modesto para usar ese poder discretamente. Estaba secretamente enamorado de una chica de la nobleza, de la cual no se sabe el nombre completo, solo sus iniciales: S.I.L.

Durante dos décadas, noche tras noche, a Farinelli se le pedía que cantara las mismas canciones al rey. Farinelli fue nombrado director de teatros en Madrid y Aranjuez, y la mayoría de las obras que montó tenían textos de Pietro Metastasio. Se le otorgó el rango de caballero en 1750 y se le condecoró con la Cruz de Calatrava. Utilizó su poder en la corte para persuadir a Fernando VI que estableciera la ópera italiana. También colaboró con Domenico Scarlatti, un compañero napolitano que vivía en España. Después del ascenso de Carlos III, Farinelli se retiró a Bolonia con la fortuna que amasó, y allí pasó el resto de sus días con Metastasio, falleciendo pocos meses después que él. Su patrimonio incluía regalos de la realeza y valiosos instrumentos musicales, como un violín Stradivarius, y un clave, construido por Diego Fernández, que le regaló Bárbara de Braganza, y que él bautizo como Correggio.

Farinelli no sólo cantó, sino que también tocó instrumentos musicales con teclado y la viola d'amore. Ocasionalmente compuso, escribió el texto y la música de un adiós a Londres y un aria para Fernando VI, así como sonatas en órganos. (Tomado de wikipedia)

    Admeto, Admeto, re di Tessaglia (Handel)   
    Alcina (Handel)
    Almirena, Rinaldo (Handel)
    Arbate, Mitridate re di Ponto (Mozart)
    Armando, Il crociato in Egitto (Meyerbeer)
    Cecilio, Lucio Silla (Mozart)
    Farnace, Mitridate re di Ponto (Mozart)
    Giuditta, Betulia Leberata (Mozart)
    Hércules, La elección de Hércules (Handel)
    Idamante, Idomeneo (Mozart)
    Marzio, La clemenza di Scipione (Bach)
    Narciso, Il turco in Italia (Rossini)
    Orfeo, Orfeo y Uridice (Glock)
    Orfeo, Orfeo (Porpora)
    Orlando, (Handel)
    Pieta Signore, oratorio (Stradella)
    Ramiro, La finta giardiniera (Mozart)
    Sedecia, (Antonio Caldara)
    Sesto, La clemenza di Tito (Mozart)
    Serse (Jerjes)  (Handel)
    Sifare, Mitridate re di Ponto (Mozart)
    Tamerlano (Handel)
    Ulises, Ifigenia in Aulis (Pleyel)
ALGUNOS PAPELES PARA CASTRATI
ALGUNOS FAMOSOS CASTRATI

     Antoine Albanèse (1729 or 1731–1800)
     Domenico Annibali «Domenichino» (1705–1779)
     Giovanni Battista Velluti (1780-1861)
     Antonio Bernacchi (1685-1756)
     Francesco Bernardi, «Senesino» (1685-1759)
     Carlo Broschi «Farinelli» (1705–1782)
     Gioacchino Conti «Gizziello» (1714–1761)
     Giovanni Carestini (Cusanino) (c. 1704 – c. 1760)
     Giovanni Cesari (1843-1904)
     Girolamo Crescentini (1762-1848)
     Baldassare Ferri (1610-1680)
     Gioacchino Gizziello (1714-1761)
     Silvio Giorgetti (1733-ca.1802)
     Gaetano Guadagni (1725–1792)
     Nicolo Grimaldi «Nicolini» (1673–1732)
     Giovanni Francesco Grossi «Siface» (1653–1697)
     Gaetano Guadagni (1725-1792)
     Gaetano Majorano,  «Caffarelli» (1710-1783)
     Atto Melani (d. 1714)
     Luigi Marchesi (1754–1829)
     Giovanni Manzuoli (1720–1782)
     Alessandro Moreschi (1858-1922)
     Domenico Mustafa (1829-1912)
     Mariano Nicolini «Marianino» (c. 1715–58)
     Gasparo Pacchierotti (1740-1821)
     Francisco Pistocchi (1659–1726)
     Vincenzo dal Prato (1756–1828)
     Venanzio Rauzzini (1746-1810)
     Domenico Salvatori (1855–1909)
     Felice Salimbeni (1712–1752)
     Matteo Sassano «Matteuccio» (1667–1737)
     Giambattista Stracciavelutti «Velluti» (1781–1861)
     Giusto Fernando Tenducci, «Senesino» (1736-1790)
     Pier Francesco Tosi (1654–1732)
     Valentino Urbani (1690–1722)
     Giambattista Velluti (1781-1861)
     Loreto Vittori (1604–1670)